A los doce años fue la primera vez que usó una máquina de coser por su mamá, quien le regaló una. Desde pequeño le llamó la atención la vestimenta, las zapatillas y la ropa de segunda mano, pero nunca se imaginó que ese hobbie se convertiría en Good Conditions Gear (GCG), un emprendimiento que lo hace soñar.
Una vocación dentro de otra
Su afición por la ropa se formó en las largas caminatas por la feria que se instalaba fuera de su casa, en La Pintana. En esos pasajes se perdía buscando prendas, conversando con sus “caseras” y, sin querer, encontró una pasión que lo marcó para siempre.
Pronto comenzó a reparar su ropa y ya en la media hacía reparaciones o ajustes a los uniformes de sus compañeros de colegio. Si bien el gusto por la moda y la confección fue una constante, su vida laboral tomó otros rumbos hasta que se decidió por estudiar técnico en turismo y hotelería, por lo que ahí pudo combinar sus dos pasiones; la ropa y el mundo outdoor.
“Entonces empecé a conocer hartas marcas que se dedican a la confección de equipo para la gente que hace actividades al aire libre”, detalló. Comenta que se iba a Pucón en verano, con su máquina de coser, para trabajar como guía y, paralelamente, arreglaba ropa y así se mantenía.
Desde su inicio en el mundo textil ha mantenido una línea de pensamiento clara e innegociable: la conciencia medioambiental y la reducción de desechos. Y así siguió una vez que le dio el giro definitivo a su negocio: “Le compré unos zapatitos a mi hijo que le quedaban grandes entonces se los quise achicar y quedó bastante bien”.
Como se le dio con cierta facilidad, no dudó en sumarlo a sus servicios y empezaron a llegar solicitudes; “empecé a arreglar y me quedaban excelentes porque me gusta, estoy aquí como operando”, subrayó.
Pabellón textil
Nicolás relata que su trabajo llama la atención de la gente y lo suelen recomendar a sus cercanos. De hecho, esa fue la manera en que su emprendimiento llegó a Yunus. Al ver el buen resultado de sus trabajos y su innovador proyecto, lo invitaron a postular a una feria de emprendedores en la Escuela Yunus:
“Fui a la Semana Circular a mostrar lo que ya había construido; polerones, gorros y un par de zapatillas con el antes y el después. La gente pasaba y les hablaba de lo que defino como curación textil y así me presentaba”.
Su rutina es la siguiente; durante el día se dedica a la crianza de su hijo, y de ahí “pongo música y empiezo a operar mis zapatos. Antes de las doce jamás estoy acostado. Doy un detalle de todo lo que hago, para que la persona esté al tanto de lo que se está haciendo y de lo que se va a hacer”, precisó.
A raíz de la jornada de exposición, estrechó lazos con la Incubadora y sostuvo que esas reuniones le sirvieron para conectar con otros emprendedores. Y, por otro lado, “para tener una confianza mucho más grande en el proyecto”. Además, menciona, quiere continuar participando de las oportunidades que Yunus le entrega a los emprendedores para dar el próximo paso a la formalización y postulación a fondos de financiamiento.
Soñar despierto
Uno de los motivos que llevó a Nicolás a dedicarse por completo a la “curación textil” fue una lesión en una de sus rodillas. Estuvo alrededor de ocho meses con licencia médica, entre medio fue padre, y ahí “mi vida cambió por completo. Me convertí en una persona de oficio y sé que esto me puede llevar a algo bien grande”, señaló.
Si bien ya no puede dedicarse a lo que estudió, comenta que la proyección de CGC lo “vuelve loco” y que ese entusiasmo le permite seguir. Imagina algún día tener el espacio perfecto, con un lugar para atender clientes, ofrecerles café, tener percheros con ropa vintage y también ofrecer su espacio como un lugar colaborativo para otros oficios.
La buena recepción de sus clientes lo lleva a pensar de esa manera. Y es que, este año, se vio obligado a estar cerca de un mes sin recibir pedidos, y una vez que relanzó el servicio su celular no ha parado de sonar:
“Cuando trabajas solo y tienes que ver las redes, hacer despachos, ver esto y lo otro. Pero igual me la juego, me defiendo, contesto todo el tiempo, estoy activo 24/7 contestando mensajes . Pero es duro igual luchar con todo eso, ojalá el negocio se pegara un crecimiento para poder tener a alguien que trabaje conmigo”.
Por lo pronto, tiene el ojo puesto en una parchadora, una máquina grande que lo ayudaría a coser calzado y también en otra que le permita resolar las zapatillas y “ya con eso se le devuelve la vida por completo al calzado”. Estas metas son parte de su filosofía, que consiste en “estar siempre un paso adelante, buscando la oportunidad e innovando, de eso se trata”, finalizó.
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